PREVENCIÓN ANTE LA OLA DE CALOR EN LOS TRABAJOS DE CONSTRUCCIÓN
El mes de julio de 2015 será recordado como el más cálido de la serie histórica. Con una temperatura media de 26,5 grados centígrados, magnitud que supera en 2,5 grados la media del mes, la Agencia Estatal de Meteorología confirma este record histórico. 31 días de calor extremo y muchos días bajo una ola de calor, que siempre resultan especialmente complicados para aquellas personas que trabajan al aire libre. El mes de agosto ha dado una tregua, pero conviene tener en cuenta las recomendaciones para hacer frente a una jornada de trabajo con altas temperaturas.
Una de las características inherentes al mundo de la construcción es que sus trabajos, por lo general, se desarrollan a la intemperie. El golpe de calor o insolación es la consecuencia más grave del exceso de calor. Es la elevación de la temperatura corporal por encima de lo normal, llegando a situarse entre los 39 y 41 ºC. Puede producir graves daños dado que muchos órganos corporales dejan de funcionar correctamente a estas elevadas temperaturas. El cerebro es especialmente sensible, pudiendo llegar a sufrir daños irreversibles en casos muy extremos.
El calor puede llegar a ser un riesgo serio, ya que unas condiciones ambientales capaces de imponer una importante carga calórica dificultan el mantenimiento del equilibrio térmico del cuerpo. Durante períodos extremadamente calurosos aumenta el número de enfermedades originadas por sus efectos, que actúan directamente sobre varios factores como el déficit progresivo de líquidos del cuerpo, pérdida del apetito (y posiblemente deficiencia de sal), etc.
Durante los períodos de calor excesivo hay que reducir las actividades inusuales o que requieren grandes esfuerzos corporales. El sueño suficiente y la buena nutrición son importantes para mantener un alto nivel de tolerancia al calor. Los trabajadores que corren más riesgo por las enfermedades derivadas del calor son los obesos y las personas mayores.
Medidas preventivas
Para evitar el golpe de calor y sus consecuencias, deben considerarse los siguientes consejos:
– Tomar agua: Para contrarrestar las afecciones asociadas con la deshidratación excesiva del cuerpo, se debe tomar bastante cantidad de líquido para contrarrestar las pérdidas producidas por transpiración; del orden de un par de litros diarios. La bebida más recomendable es el agua no carbónica, y a ser posible que no supere los 15 ºC. Nunca se debe beber alcohol ni bebidas estimulantes, en particular bebidas con cafeína. Se debe beber antes de sentir sed, cuando ésta aparece, ya empezamos a estar deshidratados.
– Ropa protectora: La radiación solar puede provocar en exposiciones largas y frecuentes la aparición de enfermedades graves de la piel, por lo que es fundamental protegerse mediante la ropa y el empleo de cremas protectoras de tipo hipoalergénicas y de protección total, tanto en la cara como en los brazos. No es conveniente quitarse la camisa, dado que ésta retiene la humedad necesaria para la autorregulación, y desaparecería al quitarla. Evidentemente, trabajando al sol hay que protegerse la cabeza (gorra o casco en caso de riesgo de golpe en el cráneo).
– Alimentos adecuados y ligeramente salados: Se deberá evitar comida que tenga mucha grasa, dado que la ingestión de ésta proporciona muchas calorías y eleva la temperatura corporal. Tampoco resulta conveniente tomar comidas muy calientes, que proporcionan más calor al organismo. Lo más adecuado es alimentarse a base de alimentos vegetales naturales crudos (ensaladas, frutas o verduras). Asimismo, deben suministrarse al organismo las sales que pierde con el sudor, tomando para ello comidas ligeramente saladas, así como bebidas que contengan cloruro sódico o añadiendo al agua un poco de sal (aprox. siete gramos de sal por litro).